En determinado momento le pregunté si él juzgaba necesaria e inevitable una dictadura. Y el hijo del último dictador, rápido, sin, vacilar, declaró:
– Como el anterior experimento, de ninguna forma. Al régimen de mi padre faltole en espíritu doctrinario lo que le sobró en acción, a veces desordenada. Considero, no obstante, necesario un régimen autoritario que aliente un espíritu nacional fuerte y que imponga una justicia social profunda.
Y más adelante, como le hablase de la obsesión de muchos españoles, los izquierdistas de entonces, empezados en realizar la tan decantada "unión ibérica", José Antonio recalcó al respecto:
– No lo creo. La España verdadera no abriga tal sentimiento. Portugal y España serán siempre dos naciones hermanas y amigas, pero anote bien, siempre "dos naciones".
La imperfección de mi castellano le hizo temer de que alterase involuntariamente sus declaraciones.
– Uso un castellano apretado y duro. Por eso odio los resúmenes periodísticos. En cuanto se me abrevia la ya breve expresión del lenguaje, se me quedan las frases en los huesos. Quizá por tal causa –concluyó sonriendo– nadie me traga. Los huesos no se digieren.
Para obviar tal riesgo se ofreció gustoso a redactar unas cuartillas con la síntesis de sus postulados. En un fragmento autógrafo dice lo siguiente:
"Lo esencial de un Movimiento es esto: encontrar una norma constante que sirva de medida para regular los derechos y deberes de los hombres y de los grupos. Quiero decir: sustituir las luchas de partidos y de clases por una estructura orgánica que encamine el esfuerzo de todos en el servicio común de la Patria. Para esto es preciso:
Primero, devolver a España un sentido histórico fuerte, una convicción enérgica de su destino universal.
Segundo, restaurar las primicias de las virtudes heroicas.
Tercero, implantar una justicia social profunda, que considere a todo el pueblo como una comunidad orgánica de existencia y establezca un reparto mejor de los placeres y sacrificios."
Diario da Manha, en su edición del 20 de noviembre de 1943 reprodujo la fotocopia de las aludidas declaraciones autógrafas, proporcionadas al periodista Paxeco el 14 de diciembre de 1934.