miércoles, 20 de abril de 2011

CATALUÑA Y EL 6 DE OCTUBRE

  Más grave que todo lo que está aconteciendo en estos días es la marcha vertiginosa de los partidos separatistas catalanes hacia el recobro de su absoluto predominio y, quizá más grave que eso, la indiferencia española ante el fenómeno.

  No es que parezca como si no se hubiera producido el 6 de octubre; es que parece –y es– que ha triunfado el 6 de octubre. Aquel 6 de octubre en que se gritó: "¡Catalanes, a las armas!" contra España.

  Los mismos nombres en el Poder. Y aclamaciones frenéticas por las calles para quienes simbolizan la muerte de oficiales y soldados que salieron a las calles de Barcelona en defensa de la unidad.

  En el frenesí de la multitud apiñada en torno a Companys, ni un "¡Viva España!" se ha escapado. Todo ha sido vivas a Cataluña y a la República, proferidos con el designio patente de eludir la pronunciación del odiado nombre de, España. De igual manera se eludirá el pronunciado en la formación de la infancia catalana, ya en camino de ser entregada por entero a manos separatistas. Ni siquiera se guardará para España un silencio de extranjería, sino que se empleará el más cauto rencor en extirpar del alma de los niños eso que llaman los separatistas el asimilismo español.

  Sean cuales sean los requerimientos de la hora, no neguemos ni un instante de desvelos a esta terrible inminencia de Cataluña.

  De la tierra española de Cataluña, que por nada, cueste lo que cueste, nos avendremos a perder.

(Arriba, núm. 34, 5 de marzo de 1936)

miércoles, 6 de abril de 2011

PALABRAS PRONUNCIADAS EN MADRID, EN EL CENTRO DE FALANGE, EN LA CALLE NICASIO GALLEGO, NUMERO 21 (ÚLTIMO LOCAL DE LA ORGANIZACIÓN), EL 20 DE FEBRERO DE 1936

  Luego de hacer alusión a su recorrido por Madrid, refiriendo que los centros de los partidos políticos denominados "de orden", que en víspera de elecciones rebosaban de gente, se encontraban ahora desiertos y con sus dirigentes escondidos o a punto de abandonar España, si es que no lo habían hecho ya, con la premura que abandonan las ratas el barco que se incendia, manifestó lo siguiente: "A todo ese tinglado electorero y falseador de nuestra trágica realidad parece habérselo tragado la tierra. Todos huyen, todas las defensas se hunden presas de pánico, mientras vosotros estáis aquí, sin necesidad de convocatoria ni de otros apremios que el servicio de España. Cantando nuestros himnos, sin imprecaciones ni fanfarronadas, iremos dispuestos con alegría al sacrificio y al combate. Nosotros no retrocederemos, porque nuestros muertos se encargarán de impedir que en nuestras filas cunda el desaliento o la flaqueza."

  "El despido de estos magníficos camaradas que en octubre de 1934 ocuparon su puesto de trabajo o siguieron en él a pesar de los tiros y de las amenazas del marxismo ensoberbecido, es una profunda lección que los elementos de la antipatria colocan ante nuestra vista para que no la olvidemos nunca. Así será el sentido de este aprendizaje: amargo por un lado, alentador y fecundo por el otro; desde hoy, para todos nosotros queda patente que la primera y mas urgente petición es la de readmisión de estos auténticos obreros represaliados, no por abandonar el trabajo, sino por haber estado en todo momento cumpliéndolo."

  José Antonio recordó a los obreros caídos: a Angel Montesinos, a García Vara, a Corpas, a Rivas, al "Manco" (1) y a otros asesinados la víspera en los derribos de la vieja plaza de toros. Aludió a la lucha por el pan y la justicia contra el marxismo y las derechas; al famoso asalto a los tajos que compartiera con ellos, a la actitud heroica del 7 de octubre, por la que ahora se veían despedidos.

  'No hay razón que apoye este caso típico de desquite, esta monstruosa represalia contra trabajadores,, sin más recurso que el jornal. La adversidad debe afinar nuestros sentimientos fraternales. Que nadie cierre los oídos al dolor o al sufrimiento de los camaradas. Que nadie posea para sí nada que no sea para todos los que lo necesiten.

  Conforme pase el tiempo –agregó por último– los días serán más difíciles. pero es igual. En nuestros puestos permaneceremos firmes hasta el último momento, orgullosos de sabernos cumplidores de una misión sublime y total, y persuadidos de que en el supremo instante podremos resumirla con un ¡arriba España!"

  Versión de Alfonso Gallego Cortés: "Diario de un falangista", cap. II; y Carlos Ruiz de la Fuente: "Relación oral". Madrid, 1956.
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(1)
"El Manco" se llamaba Ramón Faisán, ex legionario, manco en acción de guerra y cinco veces herido en campaña. A su lado cayó José Urra Goñi.